La historia del mundo, desde el principio hasta el fin, ya está escrito. El Señor lo ha revelado a Moisés, Nefi, el Hermano de Jared, Juan el Revelador y a otros. ¿La alegoría en Jacob 5 es una respuesta larga a la pregunta hecha en Jacob 4:17 la cual es, si los judíos rechazan al Mesías, como será posible que estos, después de haber rechazado el fundamento seguro, puedan jamás edificar sobre él? La respuesta, en una oración, es, el evangelio será rechazado por los judíos, y será dado a los gentiles, quienes eventualmente lo traerán de nuevo a los judíos.
Quizás las lecciones más grandes de la alegoría sea que el Señor ama a sus hijos y trabaja sin cansar para bendecirlos. Dense cuenta de cuan seguido llora por la viña! (Véanse versículos, 11, 13, 32, 41, 46, 49, 51, 66). En la alegoría, los arboles representan a las personas; el Señor los ama, y trabaja para bendecirlos y salvarlos, aun cuando continúan produciendo fruto silvestre.
Jacob 5 es el capítulo más largo del Libro de Mormón. Con todas las acciones de plantar, trasplantar, injertar, podar, y cortar, es fácil confundirse sobre lo que está sucediendo. Primero, veamos a lo grande: piense en la alegoría como cuatro visitas del maestro a la viña. Cada visita es el comienzo de una gran dispensación. Cada ausencia del Señor de la viña usualmente es un fruto silvestre o un tiempo de apostasía.
Las Cuatro Visitas del Maestro en Jacob 5
Evento | Vers | Tiempo | Dispensaciones |
Visita uno | 4-14 | 1800 A.C. – 400 A.C | Jacob (Israel) a Malacias |
Largo Tiempo | 15 | 400 A.C. – 30 D.C | Malacias a Jesús
|
Visita Dos | 16-28 | 30 D.C – 34 D.C. | Ministerio de Cristo |
Largo Tiempo | 29 | 100 D.C.-1820 D.C | Apostasía a la Restauración |
Visita Tres | 30-60 | 1820 D.C. a Nuestro Día | |
Visita Cuatro | 61-75 | Nuestro Día a la Segunda Venida | |
Largo Tiempo | 76 | 1000 anos: Milenio | |
77 | Fin del mundo |
Con un poco de ayuda con los pies de página, es posible identificar lo que sucede en la viña con los eventos modernos (un agradecimiento especial por el Profesor Todd B. Parker, profesor de Educación Religiosa de la BYU, por esta información):
3 –
- El Olivo Cultivado = Casa de Israel
- La Vina = El mundo
- El Maestro = Jesucristo
- Empezó a Secarse = Probablemente cuando Israel dejo Egipto alrededor del 1500 A.C.
6 – La copa principal empezó a secarse = La generación mayor: la generación menor va a la tierra prometida con Josué, aproximadamente 1450 A.C.
8 – Tomare muchas de estas ramas nuevas y tiernas y las injertare donde yo quiera = esparcimiento de Israel
9 – Echare al fuego = destrucción de Israel y el esparcimiento por Asiria en 721 A.C.; Jerusalén destruido por Babilonia en 589 A.C.
10 – El Siervo = profetas
13 – La parte más baja de mi vina = en todos lados, incluyendo las Américas
14 – Escondió las ramas naturales = Lehitas, Mulekitas, los diez tribus
15 – Paso mucho tiempo (400 A.C. – 30 D.C.), Desde Malaquías hasta los días de Cristo
17 – Buen fruto = aquellos con buenas obras
25 –
- Terreno Bueno = Las Américas
- Fruto Cultivado = Los Nefitas
- Fruto Silvestre = Los No Creyentes (Lamanitas)
29 – Pasado mucho Tiempo = (100 A.C. – 1820 D.C.), la gran apostasía
30 – Toda clase de fruto = había “toda clase” de creencias en el momento de la primera visión.
32 – “Ninguno que sea bueno” A José le dijeron que todas estaban en error (pie de página 32a a JS-H 1:19)
43 –
- Ultima Rama = Los Nefitas
- Terreno fértil = Las Américas
44 – Lo que obstruía = La nación Jaredita eventualmente se desapareció
45 –
- Buen Fruto = Los Nefitas
- Fruto Silvestre = Los Lamanitas
- Han sobrepujado a la rama buena = Los lamanitas vencen y destruyen a los Nefitas
47 –
- Lo elevado de la viña = Véase DyC 33:4
- Extendido la mano = fíjense en el pie de página a Isaías 9:12
52 – Fíjense en el pie de página – La congregación de Israel
69 – Malo será echado fuera = Fin del mundo, o la destrucción de los malos
73 – Las ramas naturales comenzaron a crecer = El inicio del milenio, crecimiento de la obra misional
74 – Un cuerpo; los frutos fueron “iguales” = Sion; véase Moisés 7:18, fíjense en el pie de página a DyC 38:27
76 – Mucho Tiempo = Mil años del milenio
77 – Nuevamente vuelva el mal fruto = Véase el pie de página a DyC 88:110-111
Jacob 6
4 – “Él se acuerda de la casa de Israel, de las raíces así como de las ramas” Esto fue un mensaje de esperanza para este pequeño resto de Israel, que fueron sacados de Jerusalén. Ellos encontraron esperanza en las escrituras, y las profecías sobre las planchas de bronce las cuales les mostraron que el Señor nunca se olvidara de ellos.
6 – “por qué queréis morir?” ¿Por qué alguien negaría la oferta del Señor de misericordia, sanación y la vida abundante?
Ezequiel 18:23: “Acaso quiero yo la muerte del malvado? Dice Jehová el Señor. ¿No vivirá si se aparta de sus caminos?”
10 – “Es…tormento sin fin” El Presidente Joseph Fielding Smith dijo, “Castigo eterno, o castigo sin fin, no significa que los que lo tendrán, lo aguantaran para siempre (Doctrinas of Salvación 2:228).
Fíjense en el pie de página lo cual le lleva a, DyC 19:11; Aquí aprendemos que castigo sin fin no significa que el castigo no tendrá final, sino se llama “sin fin” porque “sin fin” es uno de los nombres de Dios.
12 – “¡Oh, sed prudentes! ¿Qué más puedo decir?” ¡Obedecer el evangelio es el camino más sabio que está disponible! (Si me permitirán usar una referencia de Las Guerras de las Galaxias, muchas veces he contado el chiste que “Oh Sed Prudente Kenobi” es el hermano de Obi Wan Kenobi 🙂
13 – “Os vuelva a ver” El hermano de Jacob, Nefi, dijo que nos volvería a ver ante el tribunal en 2 Nefi 33:7, 11, y aquí Jacob dice que el estará ahí también (al igual que Moroni, véase Moroni 10:27).
Jacob 7
1 – “hombre que se llamaba Sherem” ¿De donde vino ese hombre? ¿Estuvo en el barco con Lehi, Sariah, y los demás? No. Esta es evidencia que habían otras personas viviendo en el nuevo mundo cuando Lehi llego.
4 – “podía emplear mucha lisonja y mucha elocuencia” Como Korihor, Sherem tenía el don de elocuencia y lisonja.
5 – “Yo no podía ser descarriado” Muchos en el mundo moderno quieren descarriarnos de nuestra fe, haríamos bien al desarrollar una fe inquebrantable como Jacob y otros nos ensenan hacer. (Véase Enos 1:11, 2 Nefi 31:19, Jacob 4:6).
7 – “la ley de Moisés, que es la vía correcta” Sherem cree en Dios, pero no en Cristo. El no ve que la ley de Moisés sirve para señalar a los hombres y a las mujeres hacia Cristo quien ha de venir. Mi descripción favorita de la Ley de Moisés es de Robert L. Millet y Joseph F. McConkie quienes hicieron referencia a la Ley de Moisés como “una gran profecía.”
La Ley de Moisés fue una gran profecía de Cristo así como testifico de la salvación que se obtienen en y a través de su sangre expiatoria. Jesús fue el cumplimiento de esa profecía. – Millet & McConkie, Doctrinal Commentary on the Book of Mormón, 3:250
7 – “nadie puede declarar lo que está por venir” Sherem es como Korihor, negando la idea de profecía, pero se contradice en versículo 9.
9 – “No hay Cristo, ni lo ha habido, ni jamás lo habrá” ¿cómo puedes decir “ni jamás lo habrá” si no puedes ver las cosas que han de venir?
11 – “haya hablado concerniente a este Cristo” Los profetas testifican de Cristo. ¡Es lo que hacen! Pie de página 11a nos lleva a Mosiah 13:33 donde Abinadi enseno: “Pues he aquí, ¿no les profetizo Moisés concerniente a la venida del Mesías, y que Dios redimiría a su pueblo?” Si, y aun todos los profetas que han profetizado desde el principio del mundo, ¿no han hablado ellos más o menos acerca de estas cosas?”
26 – “nos hemos lamentado en el curso de nuestras vidas” No “final feliz” aquí. Recuerden que Jacob nunca vio Jerusalén, y fue testigo de gran discordia entre su familia desde su nacimiento en el desierto. Dense cuenta además que Lehi específicamente escogió a su hijo Jacob cuando enseno su discurso importante sobre la caída del hombre y la “oposición en todas las cosas” (véase 2 Nefi 2).
Historias de Inspiración Relacionadas con la Lección:
Kelly Haws: Uno de los miembros de nuestra facultad había tenido una experiencia significativa en cuanto a este pasaje en una noche de hogar. Él había asignado a cada miembro de la familia a ir a su propio cuarto y leer Jacob 5 y buscar sus propias impresiones y sentimientos. Cuando volvieron los miembros de la familia su hijo de once años dijo que él se había dado cuenta que el Señor repitió la frase “me aflige que tenga que perder este árbol” varias veces en el capítulo. El comento que si él había perdido uno de los arboles no tendría que sentirse tan mal de perder solo uno, porque tenía muchos otros. Luego observo inspiradamente que él no piensa que el Señor este hablando sobre árboles. El siente que el Señor está hablando de las personas – sus hijos e hijas – y por eso él se sentía mal al perder hasta uno. (Great Teaching Moments, ed. Kendall Ayres, [Bookcraft, 1990], 36).
El Grosellero por Hugh B. Brown
Una mañana salí y vi un grosellero que había alcanzado aproximadamente dos metros de altura y estaba llegando a ser casi exclusivamente material para leña. No había ningún retoño ni grosellas. Antes de ir a Canadá, fui criado en una granja frutal de Salt Lake City y sabía lo que tenía que sucederle a ese grosellero, de manera que tomé unas tijeras podadoras, fui hasta el arbusto y lo corté, lo podé y volví a cortarlo hasta que no quedó nada, excepto un montón de tocones. Cuando terminé, empezaba a amanecer y me pareció ver arriba de cada uno de esos tocones algo que parecía como una lágrima, y pensé que el grosellero estaba llorando. Era yo entonces un tanto ingenuo (y todavía no he dejado de serlo por completo), lo miré, sonreí y dije: “¿Por qué estás llorando?”. Pensé haber oído hablar al grosellero y creo que le oí decir esto:
“¿Cómo pudiste hacerme esto? Estaba creciendo tan maravillosamente; estaba casi tan alto como el árbol de sombra y el frutal que se encuentran dentro de la cerca, y ahora me has talado. Todas las plantas del huerto me mirarán con desprecio porque no llegué a ser lo que debí haber sido. ¿Cómo pudiste hacerme esto? Creí que tú eras el jardinero aquí”.
Eso es lo que pensé que había dicho el grosellero y estaba tan convencido de haberlo oído que le respondí: “Mira, pequeño grosellero, yo soy el jardinero aquí y sé lo que quiero que seas. No quería que fueras un árbol frutal ni un árbol de sombra; quiero que seas un grosellero, y algún día, pequeño arbusto, cuando estés cargado de fruta, me dirás: ‘Gracias, Señor Jardinero, por quererme lo suficiente para talarme. Gracias, Señor Jardinero’”.
Pasaron los años y me encontré en Inglaterra, donde era comandante de una unidad de caballería en el Ejército Canadiense Británico. Tenía el rango de oficial de campo y me sentía orgulloso de mi puesto. Luego se presentó la oportunidad para llegar a ser general. Había pasado todos los exámenes y además tenía antigüedad. Con la muerte de un general del Ejército Británico, pensé que esa oportunidad se había hecho realidad cuando recibí un telegrama desde Londres que decía: “Preséntese en mi oficina a las diez de la mañana”, firmado por el general Turner.
Salí rumbo a Londres. Entré con gallardía en la oficina del general y lo saludé de forma apropiada, correspondiéndome él con la misma clase de saludo que un oficial mayor suele conceder, algo así como “¡Quítate de mi camino, gusano!”. Me dijo: “Siéntese, Brown”, y añadió: “Lamento no poder hacer el nombramiento; usted lo merece y ha pasado todos los exámenes; además tiene antigüedad, ha sido un buen oficial, pero no me es posible hacer el nombramiento. Deberá regresar a Canadá como oficial de entrenamiento y transporte”. Aquello por lo que había estado esperando y orando durante diez años quedó repentinamente fuera de mi alcance.
Al rato él pasó a otra habitación para contestar el teléfono y yo encontré sobre su escritorio mi historial militar, al pie del cual estaba escrito: “ESTE HOMBRE ES MORMÓN”. En aquellos días no éramos vistos con buenos ojos. Al ver eso, supe por qué no había sido nombrado. Él regresó y dijo: “Eso es todo, Brown”. Lo saludé de nuevo, pero no con tanta gallardía, y salí.
Abordé el tren y volví a mi pueblo, que estaba a ciento noventa kilómetros de distancia, con un corazón entristecido y con amargura en el alma. El rechinido de las ruedas parecía decir: “Eres un fracasado”. Cuando volví a mi tienda, estaba tan amargado que tiré la capa y el cinto sobre el catre. Elevé los puños hacia el cielo y dije: “¿Cómo pudiste hacerme esto, Dios? He hecho todo lo que estaba de mi parte para prepararme; no hay nada que podría haber hecho, que no hubiera hecho. ¿Cómo pudiste hacerme esto?”. Estaba tan amargado como la hiel.
Luego oí una voz, y reconocí su tono. Era mi propia voz que decía: “Yo soy el jardinero aquí, y sé lo que quiero que hagas”. La amargura abandonó mi alma y caí de rodillas cerca del catre para pedir perdón por mi ingratitud y amargura.
Me puse de pie convertido en un hombre humilde; y ahora, casi cincuenta años más tarde, miro hacia arriba y digo: “Gracias, Señor Jardinero, por talarme, por quererme lo suficiente como para herirme”. Veo ahora que no era prudente que yo llegara a ser general en ese tiempo, porque si así hubiera sido, habría sido oficial mayor de todo Canadá Occidental, con un atractivo salario vitalicio, un lugar donde vivir y una buena pensión; pero habría criado a mis seis hijas y dos hijos en cuarteles del ejército. Indudablemente se habrían casado fuera de la Iglesia y creo que yo no habría llegado a mucho. De todos modos, hasta ahora no he llegado a mucho, pero he hecho más que lo que habría hecho si el Señor me hubiese dejado ir en la dirección que yo quería.
Muchos de ustedes tendrán experiencias muy difíciles: desaliento, desilusión, aflicción, derrota. Serán probados, pero si no obtienen lo que creen merecer, recuerden que Dios es el jardinero aquí; Él sabe lo que Él desea que lleguen a ser; sométanse a Su voluntad; sean dignos de Sus bendiciones y las recibirán. (El Grosellero por Hugh B. Brown, Liahona, Marzo 2002.)
Traducido por: Christopher Hatch
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